viernes, 22 de abril de 2011

Pizza de papas, queso azul y salsa de ciboulette.



Ingredientes
Masa de pizza, preferentemente para pizza a la piedra
2 papas medianas
Una pizca que pueda tomar con tres dedos de tomillo fresco
Una pizca de tres dedos de romero fresco o seco
Una pizca de un dedo de ají molido.
Una cabeza de ajo
Aceite de oliva
Sal y pimienta
Medio limón
Aceite de ciboulette )
1 / 4 taza de queso mozzarella de edad
Queso azul  o, si es millonario, Roquefort
Un puñado de espinacas, también podría ser un puñado de recula que se colocará cuando la pizza sale del horno. No antes.

Preparación
Aceite de ciboulette.
Se cortan un ramito sin demasiado cuidado. Sólo se hace para poder ponerlos en un envase alto. Luego con el mixer se comienzan a triturar mientras se le coloca aceite de oliva de a chorritos hasta formar una pasta capaz de extenderla con un pincel sobre la masa, como si fuera salsa de tomate. Si no tuviera mixer entonces sí trate de picar las ramitas de ciboulette a su mínima expresión y luego mezcle con aceite. Ya está ahí tiene su aceite de ciboulette que si le sobre puede utilizar para aceitar carnes de todo tipo… De todos modos, todavía faltan unos pasos para aceitar su pizza.

Ahora a las papas.
A las papas hay que cocinarlas previamente junto con una serie de hierbas y el ajo para que tomen gusto. Antes hay que cortarlas y, en este momento, se debe tomar una decisión crucial. ¿Va a cortar con el cuchillo unas fetas finas de papas o se va a valer de una mandolina o, como suelo usar yo, un pelapapas que corta fetitas finitas? Esas fetas suelo freírlas para hacer tortillas de papas, pero en este caso le quitan volumen a la papa y por lo tanto, disminuye el tiempo de cocción. Esto es importante porque a la hora de cortar los ajos estos también deberán ser más finitos para que se cocinen junto a las papas.
Sea como sea aceite, no embadurne, sólo aceite la bandeja de aluminio o de metal que utilice y luego acomode las fetas sobre esa fina capa oleaginosa. Cuando terminó una capa espolvoree sobre ella con una fina capa de sal, pimienta, tomillo y romero y otra pasada rápida de aceite. Sobre esta otra capa, así hasta que se terminen las papas. Si ha cortado fetas muy finitas de papas, corte fetas de ajo y también inclúyalas sobre cada capa de papas, si cortó rodajas con cuchillo ponga los ajos cortados en mitades sobre todas las papas acomodadas y también las rodajas de limón. Ponga sal, pimienta, tomillo y romero y vuelva a echarle aceite.
Así la bandeja va al horno hasta que las papas están preparadas a su gusto.

Por fin, la pizza
Sobre la masa extendida pincele su superficie con el aceite de ciboulette, arriba acomode las papas y los ajos, échele una pizca de ají molido a las papas, sólo una pizca… Si le gusta el picante, no dude en echarle también chile, más pimienta o ese polvo que usan los caníbales del amazonas en sus dardos para anestesiar a sus presas. Ahora sepa que, como suele ocurrir, el picante suele desbaratar el gusto de las papas y el queso… En fin, usted decide… Recuerde que hacer pizzas no es una ciencia exacta, justamente es un arte donde el artista muestra su talento, cuando sabe combinar los sabores, así que experimente colocando detalles propios. Eso sí, hágalo cuando le cocina a sus íntimos que van a juzgar su experimento  con la conocida y cruel sinceridad cuando no les gusta, o aparente indiferencia cuando dio en la tecla y lo despachán con un tibio “Que rica. ¿Hay más?”, que usted sabe es un triunfo.
Volvamos a la pizza. Ya están las papas y sobre ellas ponemos la muzarella cortada bien finita o en pequeños gránulos y el queso azul o roquefort. Sobre todo, si sobró, unas pizcas de tomillo, romero…
Cuando la pizza está, se saca y se le arroja la espinaca tierna o la rúcula. Unos hilos de aceite y a la mesa. 

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